¿PORQUE PHI?

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¿PORQUE PHI AESTHETIC?

EL SIMBOLO PHI, conocido como proporción divina o número áureo, es la letra griega phi, en honor al escultor griego Fidias, cuyas obras se consideraban lo más cercano a la perfección estética, igual que lo es la proporción áurea.

Aunque los gustos cambian a lo largo del tiempo, cuando observamos un objeto que nos parece bello, contemplamos un cuerpo hermoso, un rostro bello o hablamos de la belleza de las flores, habitualmente observamos que lo que es bello para unos hombres es bello para la mayoría. Esto quiere decir que los hombres apreciamos como bello algo que tiene unas determinadas características. Desde el comienzo de los tiempos se han querido buscar las características que hacen que algo sea bello y hallar una regla escrita en la naturaleza que cumplan las cosas bellas. Esas reglas son en general proporciones, relaciones funcionales y, en suma, relaciones matemáticas.

LA RAZON AUREA EN EL CUERPO HUMANO

Se han encontrado relaciones áureas entre distintas partes del cuerpo humano. Por ejemplo, es, aproximadamente, la relación que hay entre el la altura de una persona y la altura a la que se encuentra su ombligo. La misma relación aproximada guardan nuestras extremidades: la rodilla divide en razón áurea la distancia entre la cadera a la planta de los pies, y el codo divide en la misma razón la distancia entre el hombro y la punta de los dedos cuando el brazo está estirado. Asimismo, mantienen esta proporción los huesos de los dedos de la mano formados por los metacarpianos y las tres falanges; cada hueso guarda la proporción áurea y cada hueso es veces menores que el anterior (el pulgar no guarda la relación. Una buena parte de las relaciones se encuentran recogidas en la imagen.

Se dice que un cuerpo o un rostro es matemáticamente perfecto cuando conserva las proporciones áureas en todas sus dimensiones.

LA BELLEZA EN EL ROSTRO

El investigador de la Universidad de California en San Diego Stephen Marquardt, ha probado que los rostros que resultan más atractivos son aquellos que sus partes determinan longitudes que se ajustan a la razón áurea. Y que esa razón no dependía ni del lugar, ni de la cultura, ni de las razas. Para realizar el estudio utilizó fotografías de rostros de mujeres en los cuales había variaciones en las proporciones faciales y pidieron a personas de diferentes partes del mundo, que ordenaran varias fotografías de rostros, en un orden del más bello al más feo según su criterio. El resultado fue que el 97 % de las personas encuestadas, ordenó los rostros en el mismo orden, por lo tanto, Marquardt concluyó que la población mundial compartía el mismo concepto de belleza.

Aunque se desconoce por qué los rostros con estas proporciones se consideran más hermosos, los investigadores indican la teoría de que los seres humanos tienen un prototipo mental que representa un promedio de todos los rostros y los que están más cercanos a él son considerados los más atractivos.

Marquardt utilizó la razón áurea para fijar la distancia entre los elementos faciales (ojos, nariz, boca, pómulos, barbilla y creó el concepto de máscara de la belleza, aproximando relaciones medias con el número áureo. Pronto las máscaras alcanzaron fama por comprobarse que las máscaras resultaban muy útiles para realizar operaciones de cirugía estética y reconstrucción facial.

La máscara Marquardt permite aplicarse sobrepuesta al rostro humano y detectar las diferencias que existen entre la cara de la persona y la máscara. Resulta que la máscara se ajusta perfectamente a los rostros bellos